Este encargo nos hizo especial ilusión debido al gran despliegue de incertidumbres que se nos planteaban.

Nos comentaron que había humedades, en una edificación residencial ya consolidada.

Nuestro método de trabajo fue muy riguroso y de este trabajo estamos especialmente orgullosos. 

Para poder descartar hipótesis, realizamos una prueba de estanqueidad de la instalación de fontanería, un levantamiento topográfico, un estudio geotécnico para poder determinar el nivel freático del terreno, un estudio exhaustivo del proyecto de ejecución, incluso realizamos una toma de testigos de la losa de cimentación.

En este tipo de trabajos, aparte de observar los daños que se contemplan, hay que tener una visión amplia del proyecto. De este modo, nos planteamos, a la vista del nivel freático y de la posible losa de cimentación flexible que se había proyectado, que tal vez tenía que haber un exceso de fisuración del apoyo. Por ese motivo, se recalculó la cimentación, se compararon los proyectos con los testigos extraídos y finalmente se pudo concluir que la losa se encontraba fisurada, y por capilaridad, se originaban las manifestaciones de humedad que estaban a la vista.